"El tejo", la cita de todas las tardes

Recordó sus viejos tiempos de bailarín en Alto Valle y como en aquellos tiempos se acomodó su boina roja y partió para la cita de todas las tardes, sin importar el frío. Desde hace algún tiempo se juntan para jugar al Tejo en pleno centro de la ciudad. Atrás de la Plaza de la Memoria, entre las vías y el límite de las casas que dan a la calle Libertad, encontraron un lugar en el mundo. Un lugar para entretenerse y elegir este juego que ya lo practican más de un millón de personas en todo el país. 

“Llegó la bolilla que faltaba”, dijo un jubilado cuando vieron que El Pata bajaba de su bici blanca y asiento negro, con la vieja boina roja tejida a crochet. Lo esperaban más de 10 amigos en su mayoría jubilados. El Aníbal se encargó de alisar la cancha. Ya tiraron el tejín y se armaron los grupos. Unos con las rayadas y los otros con las lisas. “Vamos a ver quién quema mejor”, gritó uno de los jugadores que todas las tardes comparten una cita que ya se hizo impostergable. “Se juntan en otros lugares, pero acá estamos los mejores pal Tejo”, dice inmutable Pedro quien asegura que “ahora si me entretengo”. “Caminar por el Chanchódromo aburre un poco. Así que ahora el Tejo me entretiene, aunque soy medio maleta”. En tanto El Pata, que ya es un referente asegura que “el Tejo es bueno pa mover la cintura y todo el cuerpo, pero lo importante es que todos los días se hace un amigo más. Si hasta los políticos se asoman ahora porque ven que se junta mucha gente”. 

Se juega con discos de madera o fibra de plástico y surgió hace más de 30 años en Mar del Plata. Luego se extendió a todo el país. Es un juego de playa  y se practica en cualquier lugar en donde esté libre un espacio de 15 metros y bastante arena.

Una vieja gloria del deporte de las bochas, que supo brillar en todos los escenarios, comparte ahora “el berretín del Tejo. Es que ya no quedan canchas de bochas y este deporte lo ha reemplazado. Además los discos son más livianos”. Vaya paradoja. Antes decían: “Arrimale el bochín. Ahora es:  Arrimale el tejín”. Todo cambia.